martes, 28 de junio de 2011

Malísima decisión

Al único que puede
y me hace desestabilizar
el equilibrio del camino a mi felicidad.

El que me lo crea impenetrable,
denso, verdaderamente estrecho
hasta el punto en que,
simplemente, caigo.
Sordo, mudo, ciego,
desesperado y aterrorizado.

El peor de los infiernos,
tu infierno, tu mundo, tú.
Para ti pequeño caballero,
el único atajo a la vía
es la buena y sudada venganza.
Pues nunca nadie se ha podido a sí mismo.

Espera un segundo,
o un tiempo inconcreto,
suspira y contémplate solo.
Totalmente uno
contra la oscuridad al completo.

Véngate. Véngate de ti mismo.
Pisa fuerte y estabiliza
los pasos en tu camino,
tu verdad: tú. Muere o morirás.

Y por fin, luz,
brisa corriendo por tu piel.
Vuelve a suspirar y sonríes.
Porque es tan dulce al paladar de tu vida
la venganza a tu ego,
que los demás ya te llenan,
te amplían, te mejoran.

Venganza a mi, por mi.
A lo que también
por cada uno de los viandantes.




Guillermo Díez Deustua

sábado, 18 de junio de 2011

Cómo te lo digo?

Lo que extraño es lo que quiero,
y en ocasiones no deseo.
Lo que tengo no lo veo,
y lo que quiero es lo que tengo.

A quien le debo, le debo todo,
lo entrego todo y no lo niego.
¡Te echo de menos! Tanto tiempo,
te echo en cara que te quiero.

Es tu culpa, no la mía.
¿¡Qué te he hecho!?
Te he hecho todo,
no me miento.

No hay razones que entender,
sólo alma que querer.

Eres bueno y no lo veo,
hace años que te entiendo.
Pero es tanta mi ignorancia,
es tan negro el paso mío,
que no entiendo lo que tengo.

Ocasiones todas, y muy pocas.
Yo me esfuerzo en tu silencio,
tan astuto mensajero.




Guillermo Díez Deustua